Ego en Italia: Bitácora de viaje. Parte II - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

miércoles, 23 de julio de 2014

Ego en Italia: Bitácora de viaje. Parte II



La entrada anterior les describí a grandes rasgos cómo era mi vida en el pueblo de Camerino, Italia, donde estuve viviendo todo el mes de junio de este 2014. En esta ocasión voy a hablarles de los lugares que visité como parte del programa de estudios en que tuve el privilegio de participar.

Los primeros paseos, como era de esperarse, sucedieron dentro del mismo Camerino. Los guías, que eran los profesores mismos, nos llevaron a recorrer los lugares de interés dentro del pueblo, como la Catedral, la basílica de San Venancio, la fortaleza de César Borgia, el teatro Filippo Marchetti y la Universidad, entre otros.

El teatro Filippo Marchetti

Ahora bien, como les dije anteriormente, Camerino se encuentra en lo alto de una colina en medio de una zona montañosa. Para que tengan una idea, les diré que para subir desde la terminal de autobuses (que está a medio camino de la colina) hasta el pueblo en sí, uno puede tomar la ruta tradicional por un camino en espiral ascendente, o más fácil, caminar por un túnel subterráneo que se interna en la colina, luego tomar un ascensor y después subir una escalinata que los hará salir justo en la plaza central. Sí, bastante cool.

Para salir y entrar de Camerino uno tiene que chutarse más o menos una hora de carretera entre montañas y cerros, con muchas curvas, subidas y bajadas (el ferrocarril, el medio de transporte más cómodo del mundo, no llega hasta ahí). Y si al principio no me molestaban, les juro que los últimos días ya me causaban náuseas. El primer día tuve que viajar en avión dos horas de Mérida a México, luego 12 horas hasta Madrid, otras dos horas a Roma y como cuatro hasta Camerino. 

Y nada queda muy cerca de Camerino, ¿eh? Tras salir del caminito entre las montañas se toma la autopista, y de ahí hasta nuestro destino, el cual, según cada caso, podía estar a cuatro horas de distancia (como Roma) o a unas casi ocho (como Nápoles). Por lo menos hacíamos paradas a mitad del camino en unos lugares muy convenientes llamados Autogrill. Son unos paraderos muy cómodos y bien planificados que se hallan en las autopistas. Consisten de cafetería, baños espaciosos y cómodos y una tienda muy bien surtida en la que se vende desde chuchuerías típicas de un Oxxo, hasta vinos y pastas, souvenirs italianos, libros, revistas y diarios, discos, accesorios para teléfonos celulares y un amplio etcétera. Algunos Autogrill eran más grandes que otros y contaban con restaurantes más en forma.


Aquí debo hacerles una confesión: aunque me encanta viajar y conocer nuevos lugares, me CAGA pasar muchas horas en medios de transporte. Oh, puedo aguantarlos y hasta disfrutarlos las primeras veces, pero cuando ya llevaba semanas haciendo constantes viajes de muchas horas, al final ya estaba harto. Contando las horas que estuve esperando en los aeropuertos, tardé más de 24 hrs en llegar a mi destino desde que abordé mi vuelo en Mérida, pero eso no se comparó con el hartazgo que ya sentía la última semana de excursiones. Estar encerrado en un espacio limitado, sin posibilidad de moverme ni estirarme, con pocas opciones para entretenerme y, sobre todo, rodeado de personas (¡el horror!), especialmente por esa hora de camino mareador entre las montañas, es algo que de seguro no voy a extrañar.

La primera excursión fuera de Camerino fue a una pequeña ciudad llamada Gubbio, pero yo no fui porque me hice bolas con el horario y perdí el camión. Sin embargo, ese fin de semana se llevarían a cabo las primeras excursiones grandes, de modo que empecemos de una buena vez con este recorrido. He querido acompañarlo de fotitos que yo mismo tomé durante el viaje, y que no fueran la típica imagen que se puede encontrar en Google o en cualquier agencia de viajes, y sobre todo que no fueran ñoñeces trilladas como la de los que hacen de cuenta que están cargando la torre de Pisa. Si quieren ver más fotos de mis viajes, no se pierdan mi álbum en Facebook.

SAN MARINO

San Marino

El sábado nos tocaba un viaje doble: San Marino y Urbino. Como ustedes sabrán, la República de San Marino es uno de los tres países que se encuentran en la Península Italiana (los otros dos son el Vaticano y, pues, Italia, duh). Es un micropaís diminuto, compuesto por apenas nueve ciudades, que en realidad son como suburbios. La capital es una ciudad hermosísima que se encuentra en lo alto de una montaña, para llegar a la cima de la cual hay que subir por calles empinadas. 

Los italianos critican a San Marino quesque porque es muy falsa. En efecto, el aspecto medieval de la ciudad en realidad data del siglo XIX, a diferencia de las ciudades italianas auténticamente medievales. Además, San Marino es principalmente una ciudad comercial, sin mucho arte, museos o sitios históricos, con excepción del castillo y torres que se alzan en la cima de la montaña. Lo que hay son muchas tiendas de ropa y perfumes, porque los impuestos allí son bastante más bajos que en Italia. También hay muchísimas tiendas para nerds, con cosas como armas, armaduras, muñecos de caballeros o soldados, cosas de ninjas y así por el estilo. En una misma tienda vendían el casco de Maximus, el de Leonidas y el báculo de Gandalf el Blanco. Y cómo dejar de mencionar el Museo de los Vampiros, que incluye esculturas de cera tanto de vampiros "históricos" como de sus contrapartes cinematográficas.

Bela Lugosi en el Museo de los Vampiros

San Marino está lleno de rusos. Recibe mucha inmigración y turismo de Rusia, a tal grado que la segunda lengua del diminuto país ya es el ruso: todos los letreros están en italiano y ruso y hay güeritos por todas partes. También está mucho más limpio y ordenado que las ciudades italianas... Otra razón para que a los tanos no les caigan bien, supongo...

Chucherías

URBINO

Entrando a Urbino

Ese mismo día visitamos Urbino, igualmente en la región de Le Marche. Un poco más grande que Camerino, es otro típico pueblito medieval italiano. Realmente no había mucho que ver por ahí, excepto que es el lugar natal del gran pintor renacentista Rafael Sanzio, por lo que se pueden visitar algunos lugares relacionados con su vida y su persona, tales como la casa familiar en la que creció.

Otro rasgo característico de Urbino es la forma del cerro en el que se encuentra. De la plaza central parten cuatro calles principales, dos de las cuales van en bajada y dos en subida, ya que la colina tiene la forma de una silla de montar. Por cierto, tanto Urbino como San Marino fueron destinos nuevos para mí.

ROMA

El Coliseo

Ah, la Ciudad Eterna, ¿qué les puedo decir de Roma? Es una ciudad enorme con muchísimo por ver; unas cuantas horas no son tiempo suficiente (se necesitaría una semana, por lo menos). Nuestro paseo fue el típico: el Coliseo, el Palatino, la Piazza Spagna, la Via Condotti y el Vaticano. De hecho, aunque entré al Coliseo y después al Palatino con todo mi grupo, como a la mayoría no le interesaba tanto ver esas cosas, terminamos separándonos, y el resto del día anduve con un par de alumnos (una parejita, mivis), y otra maestra. Mejor para mí, pues me la paso bien con grupos chicos, además de que estos dos niños sí estaban interesados en lo que veían y tuve la oportunidad de enseñarles algunos aspectos poco turísticos de Roma, por ejemplo el metro a la hora pico. 

La Guardia Suiza

Roma, ciudad caótica llena de pintas y pordioseros, de tiendas lujosas por la Via Condotti, de la Capilla Sixtina y del Vaticano. Buscas a Roma en Roma, oh peregrino, y en Roma misma a Roma no la  hallas, como dice don Francisco de Quevedo. Ciudad bellísima y contradictoria, en la que se funden el glorioso pasado imperial con las cumbres del Renacimiento y el glamour de la modernidad. El Coliseo, donde puedes sentir escalofríos al pensar que allí se dieron esos espectáculos tan barbáricos, o el Palatino, donde se te pone la piel de gallina cuando caes en la cuenta de que alguna vez, desde montón de ruinas los emperadores de Roma gobernaron el mundo, o la misma basílica de San Pedro, que independientemente de las creencias o falta de tales de cada quien no deja de ser una visión avasalladora.

Como sea, siempre es un deleite volver a Roma, incluso si no alcanza el tiempo para ver todo lo que tiene que ofrecer y si nunca falta el mexinaco que saca la casta poniéndose a gritarle a los guardias Suizos...

CIVITANOVA

Ciclismo urbano, we

La tarde del miércoles de la semana siguiente viajamos a Civitanova, una ciudad costera ahí mismo en la región de Le Marche. Es de esas playas enoooormes llenas de gente que va sentarse en alguna de las MILES de sillas bajo alguna sombrilla. La playa es muy bonita, la arena muy suave y fina, aunque de color oscuro y, eso sí, el agua estaba bastante fría (para uno, acostumbrado al Caribe, y a playas menos concurridas). Pero lo que más me gustó del lugar fue que la avenida principal contaba con una ciclopista bastante amplia. ¿Cuándo tendremos unas así en este rincón del mundo?

LORETTO

Un callejón junto a la basílica

Obviamente, la mayoría de los chamacos y las otras dos maestras acompañantes prefirieron quedarse en la playa esa tarde, en vez de seguir el recorrido hacia Loretto, una ciudad cercana. De hecho, se puede ver esta última y el mar desde la colina sobre la cual se asienta Loretto. La pequeña ciudad es famosa por la producción de souvenirs religiosos y por que allí se encuentra la casa de la Virgen María. Sí, leyeron bien. Cuenta la leyenda que unos ángeles transportaron la casa familiar de María desde Tierra Santa para evitar que cayera en manos de esos horribles musulmanes. La otra versión, ligeramente menos inverosímil, nos dice que cuando se supo que Tierra Santa estaba a punto de caer en poder de los sarracenos, el Vaticano ordenó que se trasladara la casa de María hasta Italia. Por cosas y casos, en ese momento el Papa no estaba de servicio, y lo suplía un obispo oriundo de Loretto, el cual mandó que se trasladara a su ciudad natal. 

El Altar de la Santa Casa.
Detrás de ese muro de mármol está la casucha donde vivió María.

La enorme basílica, más bien una fortaleza, que se construyó para albergar la Santa Casa, es hermosísima, llena de obras de arte espectaculares, en especial el complejo escultórico que rodea la casa. Pero lo más impresionante serían los cuadros que adornan el templo: no son pinturas al óleo ni frescos, sino que todos y cada uno de ellos son mosaicos realizados con una maestría asombrosa. También es de interés la enorme sacristía, en la que se guardan ofrendas que gente famosa de toda Europa le ha hecho a la Santa Casa en pago por algún milagro. Por ejemplo, ahí se encuentra una réplica en pequeño de una de las carabelas de Colón, que el genovés llevó a la basílica para agradecer por su buena ventura. Es una lástima que las huestes de Napoleón saquearan el templo llevándose casi todo el tesoro, pero aún así es una visión magnífica.

BOLOÑA

El tono rojizo de Boloña

La Ciudad Roja, llamada así tanto por el color de sus edificios (de tonos rojizos y anaranjados por el material de construcción), como por el hecho de ser una ciudad tradicionalmente de izquierda desde la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Vaya, para que tengan una idea, una de las avenidas principales, por la que entramos a la ciudad, es la Via Stalingrado. Fuck yeah! 

Boloña es famosa por su gastronomía, en particular el famoso ragù con carne que acompaña la lasaña o los espagueti. Pero es aún más famosa por su Universidad, la más antigua de Occidente. Y en donde imparte clases uno de mis héroes personales, Umberto Eco. El profesor-guía que nos acompañó nos dijo que es normal encontrar a las grandes celebridades del mundo académico, artístico e intelectual caminando por las calles de Boloña, y que son todos personas muy accesibles y sencillas, por la misma cultura igualitaria y antielitista de la ciudad, que hace que ni las vacas más sagradas se crean mucho. Por desgracia, no me encontré a don Umberto, aunque eso no hizo que mi paseo fuera menos agradable.

La catedral es hermosa, como en todas las ciudades italianas, y tiene un atractivo particular, que son unos frescos que representan Infierno, Purgatorio y Paraíso. También visitamos otros edificios religiosos de mucho interés, así como uno de los múltiples complejos de la Universidad. Éste contaba con una hermosa biblioteca antigua y un anfiteatro anatómico, donde los antiguos anatomistas despellajaban a la gente para beneficio del conocimiento científico. Todo el edificio, además, está cubierto de hermosas pinturas y bajorrelieves barrocos. 

¡Libros!

Uno de los principales atractivos de Boloña son sus portales. Prácticamente todos los edificios del centro de la ciudad tienen unos portales formados por arcos que a su vez forman una red de corredores techados que se extiende por kilómetros y kilómetros, lo que permite a los paseantes caminar por todas partes a salvo del sol o la lluvia, y visitar así tanto los sitios culturales como las muchas tiendas de lujo que se encuentran allí.

Aquí por primera vez en este viaje decidí irme solo por mi lado, pues los alumnos ya se habían separado y las otras dos maestras no querían detenerse tanto tiempo a admirar el arte en las catedrales y edificios. Así pude irme a visitar un parque central, de ésos cubiertos por vegetación boscosa donde familias y chicuelos se reúnen para jugar o hacer días de campo. Además este parque estaba adornado con hermosas esculturas y, como estaba en lo alto, desde él pude apreciar bonitas vistas de la ciudad. Sí, a menudo estar por mi cuenta me permite disfrutar mejor el viaje. Muy a menudo. Casi siempre, pues.

Tentacle rape

PISA

Perrando con la Torre

Bien, todos conocen la famosa torre inclinada que es el principal atractivo para los turistas. En realidad  el área de Pisa que es visitada es todo el complejo del Campo de los Milagros, donde se encuentra la catedral, de la cual la torre es el campanario, el baptisterio, el Campo Santo (cuyos jardines tienen tierra traída directamente desde el Monte Gólgota) y un museo. La torre llama la atención, y es muy bonita, pero no es ni siquiera la torre inclinada más alta o más chueca de Italia, donde abundan estas edificaciones.

El Campo Santo

Fuera de la arquitectura del Campo de los Milagros, que es hermosísima, lo interesante para mí es la importancia histórica del lugar: la torre misma, desde la que Galileo hizo sus observaciones sobre la gravedad, o el enorme incensario de la catedral, con el que el mismo Galileo realizó estudios sobre el movimiento de los péndulos; o los frescos que aparecieron de pronto en las paredes del Campo Santo, cuando un misil americano cayó sobre él durante la segunda guerra mundial, provocando que se derritiera el techo de plomo y éste lavara la pintura que cubría los frescos.

Odio decirlo, pero fuera de la torre inclinada, que es una especie de must en la check-list de los viajeros del mundo, la verdad otras ciudades italianas me parecen mucho más bonitas e interesantes que Pisa. Lo bueno es que ahí conviví por primera vez en la que se convertiría en mi mejor amiga del viaje y en una de las personas mías lindas que he conocido en el mundo. XD

SIENA

Muy cerca de Pisa se encuentra la ciudad de Siena, ahí mismo en la región de Toscana. Esta ciudad medieval fue alguna vez la gran rival de Florencia hasta que esta última la derrotó y la conquistó. Se trata de una hermosa ciudad entre colinas, llena de callejuelas que suben, bajan y se tuercen. Para ser sinceros, me gusta más que Pisa.

Texto musical en la biblioteca de la Catedral

Su arquitectura es bellísima, pero lo mejor de ella es su catedral. Es una de la iglesias más hermosas que he visitado en mi vida, llena de arte majestuoso e impresionante, que incluye obras de Donatello y Miguel Ángel, además de muchos otros escultores y pintores. Lo que más me gustó fue la biblioteca de la catedral, adornada con hermosos frescos en paredes y techos, y que por supuesto está llena de libros, manuscritos que datan de la Edad Media, y de los que uno puede disfrutar de su hermosa caligrafía gótica y sus miniaturas.

VENECIA

Io sono el capo della mafia... (8)

¿Saben lo frustrante que es estar en Venecia y que NADIE de tu grupo conozca la canción de los Hombres G? Venecia, como se han de imaginar, es una ciudad increíble. Los cínicos que dicen que no es la gran cosa y que es pura fama sólo están posando como grinches para hacerse a los interesantes. Sí, sé que es un lugar común decirlo, pero Venecia es mágica. Ofrece visiones que no se hallan en ningún otro lugar del mundo. Caray, es una ciudad construida sobre el agua, llena de palacios y templos que parecen surgir del mar, con canales en vez de calles y casas cuyas puertas llevan directo a las barcazas.

Pronto quedará así tu ciudad, gracias al calentamiento global

Fue uno de los paseos más bonitos, incluso si ya había estado ahí hacía 12 años (durante el Carnaval, por añadidura). Con una amiga que conocí en Camerino, hice lo más recomendable para Venecia: perdernos. Simplemente tomar un camino al azar y seguir caminando por las callejuelas sin rumbo definido, sólo para ir descubriendo las maravillas ocultas e insospechadas de esta ciudad maravillosa. Jardines, callejones, mercaditos, casas particulares, iglesias escondidas, tiendas de artesanías... Muchísimas cosas que no aparecen en los mapas turísticos estaban esperando ser descubiertas por nuestros pasos distraidos. Encontramos el gueto hebreo, la iglesia de la Madonna Del Orto (jijijiji), el taller de un artesano, y numerosas iglesias llenas de arte bellísimo.

Y por supuesto, la calle de Tron

Incluso entramos a un museo universitario que, sólo por ese día y para nuestra buena suerte, era de entrada libre. Se exponían las obras de artistas contemporáneos, incluido el famoso Ai Wei Wei, pero la verdadera atracción era el museo en sí, con una arquitectura espléndida y cubierto de arte barroco por todas partes. Y después de habernos extraviado, fue divertido tratar de ubicar el camino de regreso al punto de encuentro de donde partiríamos de vuelta a Camerino.

FLORENCIA

La puerta del edificio en el que viví hace 12 años.

Ahora sí, me llegó el momento de volver a la ciudad que me acogió durante un año cuando era un tierno rapazuelo en busca de experiencias de vida. Volver a Florencia fue extraño y lindo a la vez. Como sucede siempre que se trata de lugares que guardan un significado especial, ligado íntimamente a recuerdos de la infancia y juventud, siempre resulta decepcionante descubrir que cuando llegas ahí no te sientes como te sentías en tus recuerdos. Por otro lado, la ciudad había cambiado un poco: había más gente, y en el centro histórico había muchas más tiendas, especialmente de marcas lujosas.*

Arte urbano

Esto último me parece extraño. En mi granjita, es decir, Mérida, las tiendas fufurufas están lo más lejos posible del centro histórico, lugar que la fresada considera propio de nacos y mochileros, y al que no va a pararse a menos que tenga ambiciones de bourgeois bohemian. En cambio, en Italia la gente pudiente (y los turistas, claro) a pasearse por las calles más céntricas de la ciudad y comprar cosas de marca Gucci, Guess, y así por el estilo.

Volviendo a Florencia, tenía poco interés en visitar los lugares turísticos, que ya conocía, y en cambio sí tenía muchas ganas de volver a los sitios que habían formado parte de mi vida cotidiana cuando viví allí. Tipo, mi edificio, las calles por las que caminaba, la librería que frecuentaba, la estación del ferrocarril, la gelateria de los cien sabores... Unas amigas de la escuela Dante me acompañaron a este recorrido alternativo después de que mis alumnos declinaran la oferta.

Hare Krishnas

Eso no quiere decir que dejamos de visitar los lugares de interés en Florencia, que son muchísimos, porque recuérdese que esta ciudad es la cuna del Renacimiento y allí vivieron y trabajaron las cuatro tortugas ninja. Piazzale Michelangelo es una plaza en lo alto de una colina con una vista espectacular hacia Florencia. Un poco más en lo alto se encuentra el monasterio de San Miniato, donde uno puede asistir a misa acompañado por monjes que entonan cantos gregorianos.

Florencia desde San Miniato

El tiempo del que disponíamos era muy corto y había mucha gente por todas partes, por lo que no pudimos entrar a museos y galerías, pero sí nos pasamos frente a ellos. Lugares como los Jardines de Bóboli, la Galleria degli Uffizi (donde se encuentra la Venus de Botticelli), la Galleria dell'Academia (donde se encuentra el David de Miguel Ángel) y la catedral de Santa Maria del Fiore quedaron fuera de nuestro alcance, pero si alguna vez visitan Florencia ustedes no deben perdérselos. Es una ciudad increíble en la que se puede descubrir arte hasta en los rincones más insospechados.

*Que dice mi amiga Gladys, quien fue mi roomie esos años, que esas tiendas siempre estuvieron ahí, pero que yo no las veía porque soy niño :p

CASTELLO PALOTTA

El Castillo

Ya cerca del final del curso, nos llevaron a cenar a un castillo medieval que ha pertenecido durante siglos a la familia Palotta, de la nobleza de la región de Le Marche. Éste se ubica en el pueblo de Caldarola, una pequeña ciudad medieval en lo alto de una colina, como toooooodo en esa región. Aunque el castillo data de la Edad Media fue habitado por sus dueños hasta bien entrado el siglo XIX, por lo que no se imaginen un lugar todo ruinoso con paredes desnudas de piedra, sino un auténtico palacio que conserva muestras de arte y artículos de lujo de varios siglos. Antes de la cena, una rubia que entornaba mucho los ojos como si padeciera miopía nos dio un recorrido explicado por todo el castillo, incluyendo sus diversos salones, estudios, habitaciones, baños, cocina, cochera y, quizá lo más genial, el cuarto de armas.

Restos de una tortuga ninja

Después disfrutamos todos juntos de una bonita velada con pasta, vino y música en la que convivimos todos, maestros italianos, el alumnado internacional de la Dante Alighieri (incluyendo un grupo de 30 pubertos rusos), y los alumnos y profesores de México... Excepto esos machirrines que ya les había comentado, que se quedaron en su cuarto a ver el futbol.


ASÍS

Escultura de Francisco, que representa el momento en el que el santo volvía de la guerra desilusionado y decidido a convertirse en hippie.

En una de las excursiones rápidas de entre semana visitamos la pequeña ciudad de Asís, cuna de San Francisco. Ya la conocía y me había gustado mucho. La ciudad es muy bonita y está llena de iglesias, las basílicas de San Francisco y Santa Clara son hermosísimas, y desde lo alto de las colinas se pueden ver lindos paisajes. Además, San Francisco me cae bien porque era un pinche hippie. Lo malo es que el paseo fue muy corto (pasamos más tiempo en el autobús, subiendo y bajando colinas) y no hubo chance de verlo todo.

CAPRI


La más matada de todas nuestras excursiones fue la que hicimos al sur de Italia. Nuestro camión salió de Camerino a las doce de la noche y llegamos al puerto de Nápoles entre las 7 y las 8 de la mañana. De ahí tomamos un ferry con destino a la isla de Capri. Y por ferry quiero decir barca del infierno, un transporte que se movía tan rápido en un mar tan violento que mis náuseas alcanzaron niveles jamás antes sentidos. Literalmente sentí que me iba a morir, que se me entumía todo el cuerpo y maldije la hora en que me sumé a este viaje. Hasta un napolitando amable me regaló una bolsa de plástico y me invitó a salir sobre cubierta para no vomitar a nadie. Y no vomité, pero por puro sentido de la dignidad.


Llegamos a Capri y lo primero que hice fue comerme una dona con muuucha azúcar, que es un pastelillo típico de la isla y después colarme a una farmacia local junto con otros mareados para compartir una caja de Xamamines (leyeron bien, es la versión local del Dramamine). Después, a pasear por esta hermosa isla en la que todo es bonito y lujoso, desde la arquitectura hasta la naturaleza llena de flores y limones grandes como toronjas. Hasta dimos un segundo paseo en lanchas alrededor de la isla, con ese mar hermoso color azul intenso y todas esas formaciones rocosas fascinantes, y ese segundo ataque de náuseas que me dio a pesar del Xamamine. Una segunda dosis me permitió soportar el viaje de regreso a Nápoles, tirado sobre la cubierta donde se pone el equipaje y hasta un poco dormido.

NÁPOLES

El Castillo

De vuelta en la capital de la Camorra napolitana, nuestro profesor y guía nos dio un rápido paseo por algunos de los puntos importantes de la ciudad, incluyendo el Castillo, y la avenido turística principal. Naápoles es una ciudad con una arquitectura hermosa, que no le pide nada al resto de italia, pero es una lástima que la suciedad e inseguridad local le quiten puntos. Como sea, nuestro profesor tenía una sorpresa especial para nosotros, es decir, los que no se separaron del tour para ir a ver el futbol: una pinacoteca recién inaugurada que entre muchas cosas interesantes contenía la última obra de uno de mis artistas favoritos: Caravaggio.

El. Último. Caravaggio.

Después fuimos a comer pizzas a un restaurante fancy, tipo con tenedor y cuchillo y así, porque la pizza napolitana es mundialmente famosa, en una plaza que alguna vez fuera frecuentada por Oscar Wilde. El otro manjar napolitano famoso en el mundo es el café, del que preparan una enorme variedad con sabores agregados y toda la cosa. Yo casi nunca tomo café, porque me produce migraña y altera mi de por sí hiperactivo subconsciente, a menos que sea café de niñas como el Olé de moka. Y de niñas fue el café que probé en una tradicional cafetería napolitana, desde luego: un café con sabor a chocolate Kinder que estaba increíble porque sabía mucho a chocolate y muy poco a café.

POMPEYA


Y de aquí es aquella anécdota que les compartí en Facebook:

PROFE EGO: ¿Niños, saben dónde estamos? ¿Saben lo que vamos a ver aquí?
ALUMNA: Sí, más cosas viejas (-.-)


Pompeya es uno de los lugares más extraordinarios en los que he estado en el mundo. El sólo saber que uno está caminando por una ciudad prácticamente congelada en el tiempo, por lugares en los que los antiguos pobladores llevaban su vida ordinaria, es una sensación maravillosa. Además de que es una zona arqueológica enorme: templos, mercados, plazas, calles, bodegas, anfiteatros, baños y, por supuesto, el lupanar, fueron algunos de los puntos que visitamos en este fantástico recorrido.

ROMA OTRA VEZ


Nos fuimos de Camerino un sábado temprano, pero nuestro avión hacia Madrid salía hasta el domingo en la tarde, por lo que pasamos un día completo en Roma. Junto con un grupo de alumnos, una maestra y yo tratamos de llegar a la Capilla Sixtina (que no pudimos visitar la primera vez), pero la encontramos ya cerrada. Después los acompañé de shopping, lo cual estuvo muy bien, porque así pude encontrar regalitos para toda mi parentela, que es muy numerosa.

MADRID

No sé qué es eso, pero está bonito

Tras llegar al aeropuerto de Madrid nos quedaban unas ocho horas antes de nuestro vuelo a México. Las otras dos maestras y la mayoría de los alumnos se fueron a ver el partido en el que México perdió ignominiosamente contra Holanda, pero un puñado de chicos y yo nos fuimos por nuestra parte. Después de comer unos insípidos emparedados en un restaurante del aeropuerto que se anunciaba como típicamente español, tomamos el metro desde el aeropuerto hacia la zona de Nuevos Ministerios, que es muy bonita, amplia y primermundista, pero hallamos todo cerrado, porque eran ya las nueve de noche, con todo y que el sol estaba tan brillante como si fueran las cinco de la tarde en el trópico. Fue un paseo breve, pero placentero, en el que pudimos ver algunos edificios muy bellos, incluyendo el de El Corte Inglés, un almacén muy lujoso, al que le tomé fotos para que mi chica se emocionara.

Así se ve el Corte Inglés a las 9 de la noche

Después, simplemente volvimos al aeropuerto para esperar nuestro vuelo. 12 horas más tarde llegué a la Ciudad de México, donde me topé con que la aerolínea Iberia había extraviado la maletita en la que venían todos mis libros y los regalos para mi familia. Quizá fue una suerte, porque luego resultó que en el vuelo de México a Mérida no podía pasar más que una bolsa de mano, y me habrían cobrado sobrepeso por la segunda maletita; en cambio, ahora Iberia me la tuvo que enviar hasta Mérida y sin costo adicional.

Y así terminaron (por esta ocasión) mis viajes por el mundo mundial. ¿Aprendí algo? Sí, que es increíble cómo algunas personas con las que convives sólo unas semanas y a las que sólo conoces por azares del destino pueden llegar a tocarte el corazón. Aprendí que, aunque el ancho mundo es maravilloso, no hay lugar como el hogar, y que aunque otros climas estén poblados por hermosas féminas, no hay nadie como mi chica. Que la memoria es una ninfa traviesa y embustera. Que en todas partes se pueden encontrar personas maravillosas y cretinos de pacotilla. Que a estas alturas de la vida me satisface más formar parte de algo importante que tener experiencias locas, y estrechar una mano amiga que rodearme de desconocidos fiesteros. Y aprendí, sobre todo, que aún tengo mucho que aprender.

1 comentario:

beto vélez dijo...

que pedo no hay ningun fan tuyo diciendote; estuvo super, seguro estaban viendo el fut, gagagagaga. en serio ta chingon viajar, espero ahorrar y viajar,no que todo se vaya al templo de baco.

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